"3º EN LA BEHOBIA-SAN SEBASTIAN"



El pasado domingo 9 de noviembre se celebró una de las pruebas deportivas más antigua y con más atletas de toda España, la 50 edición de la Behobía-San Sebastián. Más de 30.000 deportistas, repartidos entre atletas a pie, patinadores, sillas de atletismo y handbikes, debían recorrer los 20 kilómetros que separan ambas poblaciones.




En un día que amenazaba lluvia y con 4 gotas sobre le asfalto, tenía lugar la salida de las handbikes a las 9:30 horas y así escalonadamente hasta las 10:00 horas donde comenzaba la prueba de los atletas a pie.



Arrancó con plato mediano esperando ganar agilidad y vatios pero después de un tiempo sin competir, la falta de ritmo es evidente y no puedo alcanzar la cabeza de la prueba. Me sitúo en 5ª posición, a la captura de rivales.

 
Voy por la derecha, el de naranja (Foto Diario Vasco)

Al llegar al alto de Gaintxurizkta, km 6, superó a un rival y me voy junto al francés Olivier Lambert en busca de los escapados que circulaban a escasa distancia.



Aquí fue el momento clave de la carrera, viendo al segundo clasificado a escasos 100 metros, tomo la decisión de quedarme con Olivier para intentar recortar distancias juntos. Si hubiera arrancado a por el segundo clasificado, hubiera quemado un cartucho de energía que luego me podría haber hecho falta, no tuve la ambición necesaria para ir hacia delante pero al ser una prueba corta de 20 km, debía haberlo intentado.



No lo hice ya que estoy en pretemporada, haciendo la base para el 2015 y no es conveniente pasarme en los esfuerzos. Decisión tomada, trabajamos juntos con Olivier para reducir la distancia pero al no ir con todo, el tiempo con la cabeza se amplió.



Sabía que debía jugarme el 3 puesto con el francés. Al tener un físico espectacular, tipo culturista y ser más pesado que yo, no podía esperar al sprint ni intentar escaparme en la bajada, sólo podía tener éxito subiendo. El alto de Miracruz, en el km 16, es el punto más duro de la prueba, con los mayores desniveles y el lugar donde debía atacar si quería tener alguna posibilidad.



Llegado el km 15, realice mi relevo y le pedí el cambio esperando que él tuviera que pedalear en los primeros metros del repecho. La táctica salió perfecta y comenzó él la subida. Observaba que iba muy lento, esperaba mi ataque.


El repecho no tiene un kilómetro de distancia así que no podía esperar mucho. Pasados 200 metros del comienzo de la subida, cambié de ritmo. Arranqué con fuerza pero el fránces no se despegaba. El pulso se disparó e intenté mantener la intensidad pero poco a poco la fui perdiendo. Llevaba a Olivier pegado como una lapa y cada vez faltaba menos para coronar. Decidíi dar un poco más. Agaché la cabeza, cerré los ojos y apreté con todo. Faltaban 300 metros para coronar y el francés cedió. No podía relajarme y debía ampliar el hueco ya que en la bajada me iba a recortar. Faltaban 3 km para meta y lo dí todo. Logro el pulso más alto, mantengo una media de vatios elevada y voy como un tiro para meta. No disfruto del increíble entorno, de la gente y sus aplausos. Concertado en el asfalto y las trazadas de las curvas, empiezo a pasar arcos de meta pero ninguno es el definitivo. Voy muy justo de fuerzas pero no observo al rival por el retrovisor.



Logro entrar en 3ª posición, con un tiempo de 43:14 y media de velocidad de 27,65 km/h, a 1 minuto del 2º clasificado, el francés Alain Fuss (categoría H4) y a 3:23 minutos del 1º, el francés Yannik Graet, quien ganó este año la prueba en ruta UCI de la Bira de Bilbao en categoría H3.


Mi valoración es positiva, ya que regresaba a la competición después de un tiempo parado por infecciones de orina que me han impedido participar en la Vuelta a Mallorca en handbike o en el Criterium de la Val d´Uxio. Tenía ganas de apretar un poco y la verdad que me ha venido bien. Ahora regreso a los entrenos bajos de pulso y a sumar kilómetros para llegar al 2015 en la mejor situación posible.   

Con el ganador de la prueba a pie, José Carlos Hernández Cabrera (1:01:37)

Espero que esto sirva de referente para incluir a deportistas con handbike en pruebas de atletismo, sólo es cuestión de voluntad. Enhorabuena a KEMEN por su trabajo con la discapacidad.



Gracias          

"LOBBACH, ALEMANIA"


No quería terminar el 2014 sin contaros mi experiencia en LOBBACH, Alemania, otra prueba internacional a la que acudí el 9 de agosto.



Tras mi experiencia en 2013 en Heidelberg, una prueba de handbike rapidísima donde rodé 42 km a una media de 34 km/h, regresaba a Alemania, uno de los países donde más afición hay a la handbike y por lo tanto, con más nivel en este deporte.



La prueba consistía en dar 5 vueltas a un circuito de 8 km, con tramos de pendiente al 5% y pronunciadas bajadas donde tirar de frenos era obligatorio para trazar las curvas posteriores. Un circuito técnico con un tramo plano muy rápido donde era importante, saber cómo y cuándo apretar para mantener las buenas ruedas.

Cómo me inscribí el último en la prueba, salí el último en la carrera. Mis posibilidades de estar con la cabeza se convierten en remotas desde el momento que tengo más de 75 handbikers por delante. Mi objetivo se convirtió en hacer una buena salida, ponerme a tope un par de kilómetros hasta agarrarme a algún grupo donde pudiera rodar cómodo y rápido.



Doy todo en la salida. Adelanto hanbikers por la derecha e izquierda. El pulso se dispara, no quiero mirarlo. Observo 3 handbikers delante y me esfuerzo por llegar a su altura. Lo logro pero como llego muy justo, un tirón del grupo y me descuelgan. Se produce un relevo y el que entra lo hace muy fuerte, sufro por mantener la rueda pero lo logro. No estoy para dar relevos, me mantengo el último de grupo mientras recupero sensaciones y observo a los rivales. Parecen fuertes. Recuerdo a un francés que compitió conmigo en la UCI WORLD CUP de Cuellar (de hecho, entró por delante de mi). Pienso que será el rival a batir, lleva la cabeza del grupo y tira con fuerza. Cuando alguien se empecina en tirar y no se aparta para el relevo, o esta muy fuerte o caerá como la fruta madura. Tira del grupo y completamos la primera vuelta. En un repecho, un alemán toma la cabeza y da un tirón. La fruta madura cae y se pierde en el retrovisor. Los esfuerzos se pagan, nadie perdona.



Nos quedamos 3 en la cabeza del grupo. Un italiano, una alemán y un español como un buen chiste. El italiano empieza a hacer la goma. Se descuelga y se vuelve a unir. Puede ser una táctica de carrera. Colaboro con el alemán en los relevos, guardando fuelle para cuando entra él ya que siempre se produce un tirón que puede descolgarme. El italiano se pierde en la tercera vuelta y continúo colaborando con el alemán. Vamos rápidos.





Me siento cómodo y me planteo el desenlace de la carrera. Atacaré en el tramo del 5%, una cuesta de 500 metros, a 1,5 km de meta. Faltan 800 metros para completar la cuarta vuelta y comenzar la última. Empiezo a ahorrar energía para el ataque. Me sitúo detrás del alemán y busco un desarrollo cómodo con más cadencia. Subo piñones con el plato grande puesto. De repente, la cadena salta y me quedo parado a 600 metros de meta. No hay nadie que pueda echarme una mano. Desespero. Observo como me adelantan. Tengo que intentar llegar a meta para que alguien me ponga la cadena, pienso nervioso. Empiezo a impulsar las ruedas traseras con los brazos. Estoy en una cuesta y es un suplicio pero si lo supero, luego viene un breve descenso que me llevara a meta. Pasan más de 5 minutos y llego a meta. Pido ayuda pero no me entienden. Un espectador se acerca y tira de la cadena. Está muy atascada pero lo logra. Pone la cadena en su sitio y continúo a tope.

Pedaleo solo, sin grupo y adelanto a rivales. Estoy en la última vuelta y he perdido más de 6 minutos. La culpa de la salida de la cadena es mía. Primero por forzar tanto la cadena, iba muy cruzada con el plato grande y el piñón más grande. Segundo, por no haber probado en condiciones la bicicleta tras haber cambiado la maneta en la última carrera.



Completo la prueba, terminado en el puesto 17 de la general. Insatisfecho por mi error y falta de previsión. Contento por la lectura de la carrera, supe nadar y guardar la ropa para el esfuerzo final aunque el desenlace no fue como esperaba. De todo se aprende. Nada cae en saco roto.