COPA
DEL MUNDO, MANIAGO, ITALIA
Después
de mi participación en Brescia, Italia, fui al aeropuerto de Bergamo
a dejar a mi amigo y presidente del Club Ciclista Oscense, Miguel
Bergua, su ayuda estos días fue fundamental para competir con
garantías. Debía esperar la llegada de una colaborada muy especial,
Merce Miranda, “la mare” que tanto me ayudó en el reto Madrid
Londres en handbike. Poder disponer de un equipo de personas que
ayudan y colaboran con mi proyecto deportivo es complicado, vienen
usando sus vacaciones y sin cobrar, sin duda soy afortunado de tener
tan buenos amigos. GRACIAS.
Mientras
esperaba la llegada de Merce, aproveché para preguntar en tiendas de
bici donde podía reparar el carbono de la rueda lenticular, era
complicado pero por suerte me recomendaron una fábrica donde reparlo
y para allá me fui. En 24 horas, tenía la rueda lenticular reparada
para la competición.
Recogí
a Merce y pusimos rumbo a Maniago, casi 500 km de ruta hacia el este.
Maniago es una población entre Venecia, los Alpes y la frontera con
Eslovenia, cerca de aquella ruta que recorrí en 2008 pedaleando
hacia China.
Al
llegar a Maniago, lo primero que hice fue ir a reconocer el circuito
de la contrarreloj. Comenzaba en una zona de pavés que provocaba
vibraciones en toda la handbike y hasta en los empastes de los
dientes, no me gustaba nada. Continuaba por un asfalto en condiciones
aceptables que picaba para abajo, con algún paso peligroso por
rotondas si se entraba a velocidad. Giro de 180 grados y vuelta para
arriba. El regreso a línea de meta era incómodo ya que con el paso
de los kilómetros, el pequeño y constante desnivel agotaban las
fuerzas, sin duda aquí estaba el kit de la contrarreloj, el lugar
donde debería dar el máximo para estar entre los 10 primeros
handbikers. Era el objetivo de la temporada.
La
meteorología no era buena, solía llover todas las tardes pero
estaba despejado por las mañanas así que con suerte, no nos
mojaríamos el día de la crono. Los días de espera antes de la
competición los paso con ciertos nervios ya que había preparado
todo el año para esta cita. Las mejores selecciones del mundo
estaban presentes, casi 40 y quería hacer un buen resultado.
12
de mayo, hora de competir y darlo todo. Salgo de los últimos, con
los mejores corredores, llueve y hace frío. Caliento en el rodillo
bajo el toldo de la autocaravana. Me pongo el chubasquero y me dirijo
a carpa de salida. Tengo ganas de darle a las bielas y que la presión
de estos días desaparezca. Me coloco en la rampa. 3, 2, 1.....GO!
El
suelo mojado me hace extremar las precauciones en las curvas, no
quiero que pase como en Brescia, no puedo tirar por tierra todo el
esfuerzo. Llevo un ritmo de vatios más alto que el esperado, me
encuentro a gusto, puede ser por el desnivel favorable de la ruta.
Reduzco la velocidad para superar el paso mojado de la rotonda y
llego al giro de 180 grados, es parecido al de Brescia donde reventé
el tubular de la lenticular. Giro despacio como una tortuga y arranco
con fuerza. Comienza la subida, se que debo dar el máximo. Al rato
observo como me cuesta mantener los patios iniciales, estoy perdiendo
fuelle, “no puede ser” pienso. Pierdo la concentración por
momentos. Observo el pulso y no va alto. “Puedes dar más”
pienso, aprieto pero las fuerzas no acompañan. Los últimos
kilómetros se hacen eternos. Intento vaciarme a falta de 2
kilómetros. Paso por el pavés, todo salta, últimos metros y
esprinto. Cruzo la línea de meta. Dicen que he terminado el séptimo
pero faltan todos los gallos por llegar, “no vas a estar entre los
10 primeros” determino. Sin duda, no he terminado exhausto como en
otras cronos, no sé lo que ha sucedido pero el pulso no subía ni
movía los patios que esperaba. La lluvia, el frío, algo ha pasado
para no rendir como esperaba.
Termino
en el puesto 13, con un tiempo de 19:41 a 2:09 minutos del ganador
Victorio Podesta, Campeón del Mundo y Olímpico de Contrarreloj.
Demasiado tiempo en una crono de 11,4 km. Busco respuesta, “quizás
te van las pruebas más largas, de más de 30 minutos” pero no las
encuentro. Mi decepción es enorme, mucho mayor de lo que reflejé en
las redes sociales.
En
el mundo de la handbike debes recuperarte rápido de las decepciones
ya que al día siguiente toca la prueba en ruta. El circuito era
llano, enfocado para ciclistas de gran potencia y aunque mis
expectativas estaban en la crono, quería sacarme la espina del
resultado logrado. Intenté posicionarme en las primeras plazas para
salir lo mejor posible. Arranqué con fuerza, el asfalto mojado
provocaba que la gente tomara con precaución las curvas, me mantenía
en cabeza del pelotón, estaba haciéndolo bien.
Al
momento, observo que Podesta intenta adelantarme por la derecha. De
repente, un compañero circula por la izquierda, gira bruscamente a
la derecha cuando yo estoy a su lado, la maneta izquierda de mi
handbike se introduce entre los radios de su rueda trasera derecha.
Se escuchan chasquidos metálicos. La cadena de mi handbike se ha
salido, la maneta se ha doblado y el cambio se ha desajustado. Debor
parar. Grito para que la gente del público me eche una mano. Debo
soltar el cinturon e incorporarme para colocar la cadena desde la
roldana. Pierdo más de 2 minutos y la cabeza de carrer marcha
disparada. El público me empuja para volver a la carretera. Voy a
tope para intentar atrapar a algún rival pero pasa el tiempo y no
diviso a nadie. Comienzo una carrera en soledad que se complica con
cada paso por el pavé, la cadena salta de la roldana y debo parar
para colocarla. Doy unas vueltas más al circuito y decido retirarme.
Como
reza uno de mis lemas, “siempre puede ser peor”. El percance
podría haber sido más grave y por suerte sólo es algo mecánico.
Lamento el resultado, después del esfuerzo realizado, de 4 carreras
en Italia, sólo he terminado dos. El gasto económico ha sido
importante y no logro lo esperado. Muchas personas se han implicado
en mi proyecto y siento una gran decepción. Estas ideas van y vienen
por mi cabeza. Sin duda, la merma psicológica es importante y debo
recuperarme si quiero rendir dentro de 2 semanas en el Campeonato de
España. Lo intento pero no dejo de dar vueltas a lo sucedido. Poco
tardamos en recoger todo y poner rumbo a España, tenemos 2 días de
viaje.
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